
Durante décadas, los físicos han prometido que algún día la computación cuántica superaría a las máquinas clásicas. Puede que ese día haya llegado.
El 22 de octubre, el procesador cuántico Willow de Google completó una tarea que las supercomputadoras necesitarían 150 años para finalizar al comprimir siglos de cálculo en dos horas.
Los expertos de la industria dicen que el resultado, verificado por la naturaleza, no es sólo un triunfo para la ciencia. Es un temblor en los cimientos de la seguridad digital, que genera una pregunta renovada en los círculos financieros: ¿qué tan cerca estamos de un futuro en el que la energía cuántica pueda romper la criptografía de Bitcoin?
El gran avance
El avance se centra en el algoritmo Correlador de orden fuera de tiempo (OTOC), o “Ecos cuánticos”.
Al ejecutarlo en 105 qubits físicos con una fidelidad del 99,9%, Willow se convirtió en el primer procesador en lograr una ventaja cuántica verificable, lo que demuestra que una computadora cuántica puede resolver un modelo físico complejo de manera más rápida y precisa que cualquier supercomputadora clásica.
En términos simples, Willow no sólo calculó; lo percibió. Su resultado reveló estructuras moleculares e interacciones magnéticas que eran matemáticamente invisibles para los sistemas tradicionales. El procesador superó a las máquinas clásicas por un factor de 13.000, completando el cálculo en horas en lugar de años.
Este hito sigue a años de progreso incremental. En 2019, el chip Sycamore de Google demostró por primera vez la “supremacía cuántica”.
Para 2024, Willow había corregido sus propios errores cuánticos en tiempo real. El logro de 2025 va más allá y ofrece el primer resultado totalmente verificable y confirmado de forma independiente que transforma la computación cuántica de la teoría a la prueba.
Hablando sobre el hito, Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, dijo:
“Este avance es un paso importante hacia la primera aplicación de la computación cuántica en el mundo real y estamos entusiasmados de ver adónde conduce”.
Las preocupaciones de Bitcoin
La arquitectura de Bitcoin se basa en una curva elíptica y una criptografía basada en hash, específicamente el algoritmo SHA-256.
Su seguridad depende de cuánto tiempo le tomaría incluso a la computadora más rápida revertir una clave privada de su clave pública correspondiente.
Esta es una hazaña que a las máquinas clásicas les llevaría miles de millones de años. Sin embargo, una computadora cuántica capaz de ejecutar el algoritmo de Shor podría, en teoría, descifrar esas primitivas criptográficas exponencialmente más rápido.
En la práctica, Bitcoin sigue siendo seguro por ahora. Willow de Google utiliza sólo 105 qubits, muy por debajo de los millones de qubits lógicos y con corrección de errores necesarios para amenazar la criptografía del mundo real.
Sin embargo, eso no consuela completamente a analistas como Jameson Lopp, quien estima que alrededor del 25% de todo Bitcoin (aproximadamente 4,9 millones de BTC) se encuentra en direcciones cuyas claves públicas ya están expuestas.
Estas monedas, que pertenecen en su mayoría a usuarios iniciales y a billeteras inactivas, serían las primeras en enfrentar riesgos si surgiera un sistema cuántico con capacidad criptográfica.
Además, también han comenzado a surgir preocupaciones institucionales.
A principios de año, BlackRock, emisor del ETF de Bitcoin más grande del mundo, señaló el riesgo cuántico y advirtió que los avances en la informática podrían “socavar el marco criptográfico que sustenta Bitcoin”.
Si bien la firma señaló que tales amenazas siguen siendo “teóricas en esta etapa”, enfatizó que la divulgación era necesaria para informar a los inversores sobre la tecnología que “podría alterar los supuestos de seguridad fundamentales (de BTC)”.
El retroceso
A pesar de los titulares, la mayoría de los expertos de la industria advierten contra el pánico.
El experto en Bitcoin, Timothy Peterson, también argumentó que los impresionantes resultados de Willow están lejos de representar una amenaza práctica.
Según él:
“Incluso bajo suposiciones tremendamente optimistas e incorrectamente extrapoladas (que el dispositivo cuántico puede hacer SHA-256 a ese ritmo y mantenerlo), todavía tomaría ~10 horas en promedio encontrar un bloque. Y toda la red global de Bitcoin produce uno cada 10 minutos”.
El empresario de Bitcoin, Ben Sigman, está de acuerdo con esta opinión, aunque señala que:
“(Google) todavía necesita millones de qubits estables y con corrección de errores antes de que las computadoras cuánticas puedan alcanzar una escala ‘útil’, del tipo que podría amenazar el cifrado o Bitcoin”.
De hecho, Anis Chohan, director de tecnología de Inflectiv.ai, dijo criptopizarra que “estamos esperando al menos una década, posiblemente dos, antes de que se convierta en una preocupación real”.
Aún así, no todos están tranquilos. Charles Edwards, fundador de Capriole, advirtió que ignorar el riesgo cuántico podría resultar en el “mayor mercado bajista jamás visto” el próximo año.
Mientras tanto, Jeff Park, CIO de ProCap BTC, ofreció una visión más filosófica al enmarcar la computación cuántica como el “cambio climático” de Bitcoin. Él dijo:
“La computación cuántica es básicamente el cambio climático de Bitcoin. Hay muchos idiotas que lo niegan porque no pueden captar lo amorfo o lo astronómico, y muchos científicos que lo entienden aún no tienen soluciones socialmente convincentes que ofrecer”.
¿Qué sigue?
Más allá de la especulación, los desarrolladores ya están explorando la criptografía poscuántica que involucra nuevos sistemas basados en problemas de red, ecuaciones multivariadas y firmas basadas en hash que pueden resistir ataques cuánticos. El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de EE. UU. ha preseleccionado varios de estos algoritmos para su estandarización.
Al mismo tiempo, los contribuyentes de Bitcoin Core han presentado propuestas para una migración gradual hacia formatos de direcciones resistentes a los cuánticos.
Sin embargo, implementarlos requiere un amplio consenso entre mineros, intercambios y proveedores de billeteras, lo cual es una hazaña de gobernanza casi tan compleja como la tecnología misma.
Aun así, Chohan concluyó:
“Hemos visto temores similares antes. La gente alguna vez pensó que el cifrado RSA era irrompible, pero luego temió que pudiera romperse de la noche a la mañana.
Cada vez nos adaptamos. La computación cuántica presenta un verdadero desafío, pero ya estamos trabajando en la criptografía poscuántica.
Dado que los gobiernos, los bancos y las redes criptográficas dependen de estándares de cifrado similares, todos tienen un interés compartido en protegerlos.
No se trata de si resolveremos esto, sino de gestionar la transición de manera responsable y sin problemas”.


